miércoles, 12 de noviembre de 2014

Mozambique 9/07/2013

Aunque con un año de retraso y por capítulos voy a contar mi experiencia en Beira (Mozambique).


Empieza la mañana del día 9. Ana me insta a que me encargue de la “logistica” y me pongo a ello. Le digo a Marco que ponga en el “colman” (la nevera portátil) lo mismo de siempre: 2 platos, dos cubiertos, dos vasos, dos panecillos, un tomate, una “cebola”, agua, dos mandarinas y como no hay dos latas de atún, que ponga una de atún y otra de sardina. Para cenar, patatas hervidas con salsa de tomate y "cebolas", como solo queda un muslo de pollo, que se lo ase a Dona Ana y yo tomaré otra lata de sardinas.

Cargamos el colman en el Land Cruiser y nos vamos al aserradero. Allí hemos quedado con los miembros del Comité de Maneto que nos esperan en la puerta junto a unas 50 personas que buscan trabajo. Primero nos dirigimos a estos diciéndoles que no hay trabajo por culpa de las quemas (la gente del entorno odia a esta empresa y se dedican a quemar la madera que corta) pero que pueden volver a primeros de agosto a ver si hay algo.

La comisión la forman cuatro personas del poblado. Teníamos que negociar que aceptasen el hotel y el mercadillo de artesanía que ya habíamos hablado con el Régulo Meta. Pero la comisión no le seducía el proyecto; preferían colegio como los poblados vecinos. Se les ofreció otra alternativa: regalarles cemento y unos moldes para que ellos fabriquen los bloques y construyan el colegio; además con esos moldes y más cemento podrían construirse una sede y casas; Tampoco les agradó la idea; si la ley obliga a hacer un colegio cada año y Euromoz ha hecho un colegio en dos pueblos vecinos ¿porqué Maneto iba a ser menos?. Esto hizo entrar en cólera a Ana, culpandoles de no preocuparse de la educación de sus hijos.

  • Un verdadero padre hace lo que sea por sus hijos y si tiene que ser él el que construya el colegio, lo construye.
Ante esta situación la comisión respondió que lo discutirían y en quinta-feira (jueves) a las nueve, le responderían.

Uno de los miembros de la comisión es el hijo del Régulo a la que Ana estaba dispuesta a contratar para tener otro a su favor en estas negociaciones; pero aún se interesó más al decirle que sabía de un bosque donde había cuinite (ébano, especie protegida por el Convenio CITES). Los ojos le hacía chirivías y no se lo creía. Le ofreció una moto para rastrear la zona; pero al decirle que él ya tenía una, pero sin gasolina, inmediatamente le regaló 5 litros. (En la foto, escultura de ébano en casa de Ana)

Una vez terminada la reunión se cargó con 40 litros de gasolina el Land Cruiser y junto al “elegante” Selemane, el cubicador Jose Bernardo y un explorador nos fuimos a averiguar de donde corta los árboles los vecinos de Inchope Madeira (recordad que el la noche anterior habíamos visto un camión cargado de tronco de las inmediaciones).

Llevamos en la parte delantera del Land Cruiser al explorador para que nos indicara por donde iban las huellas del camión y las seguimos; bueno, de aquella manera; porque cuando el explorador decía que las huellas iban por la derecha, Ana decía que no tenía ni puta idea y se iba por la izquierda. Así llegamos hasta los límites de la concesión.

A poco de empezar nos topamos de lleno con un incendio provocado por los locales que queman los troncos cortados por Euromoz para forzar el que se vayan (ver fotos).

Después de conseguir mitigar el fuego a base de sacudir a las llamas con ramas (bueno, dejamos algo de fuego que se alejaba de los troncos), continuamos el camino.

Debería de existir una “picada” (pista forestal) que delimitara la concesión; o sea, sirviera de frontera entre la concesión de Euromoz y la de Inchope Madeiras, pero el timpo y la falta de mantenimiento había hecho que creciera el bosque y la tapara. Afortunadamente llevábamos un GPS y solo teníamos que seguir el paralelo 18; lo que estaba al norte de este paralelo es de Inchope y lo que está al sur, de Euromoz, El problema es que la desaparición de la pista forestal limítrofe (paralelo 18) hacía imposible seguir en coche; así que seguimos más al norte metiéndonos por una picada de la competencia e inspeccionando todas las entradas que se dirigían al sur y ver con el GPS que no entraban en territorio de Euromoz. Así estuvimos hasta el anochecer; sin pararnos ni a comer lo que traíamos en el “colman” (nevera). Resultado: no le roban ninguna madera, son histerias de ella.

A la vuelta, los faros del coche alumbran a un conejo que se había quedado deslumbrado en medio de la carretera (¡por fin veo un animal en la selva de Mozambique!)
  • Ana, cuidado con el conejo.
  • ¡Esta noche cenamos conejo! – gritó mientras aceleraba.
¿A donde irá la loca esta?, pensé yo. Si el Land Cruiser con sus 3 toneladas pasa por encima del conejo ¿que coño va a comer?. Afortunadamente lo vi zafarse y salir del camino. No obstante, desconfiando, como siempre de mi opinión, frenó y junto a sus trabajadores portando linternas revisaron el tramo recorrido por si lo había conseguido.

Llegado al campamento, dimos orden a Marco que pusiera la cena ya, pues no habíamos comido. Nos repartimos las patatas cocidas y la salsa de tomate, le puso el pollo a ella y la lata de sardinas para mí. Cuando me dispuse a tirar de la anilla de la lata escucho un grito de Ana.
  • ¡SARDINAS! ¡TE HAS MANCHADO LOS DEDOS! – gritaba con los ojos fuera de las órbitas.
Fui a dejar la lata en la mesa y
  • ¡EL MANTEL!
Lo fui a dejar dentro de mi plato y
  • ¡EL PLATO!
Opté por devolverle la lata a Marco y cuando me di la vuelta Ana me esperaba con una jarra de agua en la mano y una pastilla de jabón para que me lavara al chorro de agua, no fuera ser que dejase olor de sardinas en la palangana del lavabo. Me lavé las manos muy bien y, de paso, el jabón; no obstante ella se llevó el jabón a la nariz para comprobar que no olía a sardinas.
  • ¡YO NO ESTOY ACOSTUMBRADA A COMER CON GUARROS! – me gritó – ¡A PARTIR DE MAÑANA COMES CON LOS NEGROS!
Aquellas palabras me indignaron mucho; y no por comer con los negros; que lo prefiero antes de estar con esa loca y, en definitiva a eso vine a África; lo que me indignó es que me dijese “comes con los negros” como el que dice “comes con los cerdos”.

Si no fuera porque estaba a 350 Km de Beira, no tenía coche ni dinero, en ese momento me largo a mi casa.

Aguanté con cara de palo lo que quedó de jornada. Ella, una vez más sosegada, justificó (no se disculpó ya que no sabe lo que es eso) su actitud diciendo que no soporta el olor a sardinas. Antes de irnos a dormir me dijo que estaba muy cansada por todo lo que habíamos andado por el "mato" (bosque) así que al día siguiente nos levantaríamos más tarde y nos lo tomaríamos con más calma.

3 comentarios:

  1. Tuve una experiencia similar con esta pobre enferma mental. Además de racista confesa, partidaria de las tesis de Watson, explotadora de la miseria y de los recursos naturales de Mozambique, defraudadora de impuestos... A mi me llegó a agrdir físicamente, y retenerme el pasaporte...Si quieres, te cuento más

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  2. Pues si, por favor; tengo curiosidad (y algo de necesidad de saber si fue culpa mía por no aguantar más).
    También tengo curiosidad por saber como has dado con migo.

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  3. Tuve la grandísima suerte de pasar por esta experiencia con ella antes de llegar a Mozambique. Y se que hay más personas que han salido echando a correr, siempre por las mismas razones. Así que personas diferentes, que no se conocen entre sí y llegan a las mismas conclusiones.... Espero que sea suficiente como para tener claro que: culpables de nada.

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