sábado, 27 de agosto de 2022

COMBATIR LOS INCENDIOS FORESTALES VOLVIENDO AL MUNDO RURAL O AL MUNDO NATURAL

En 35 años de ecologismo activo, excepto Proyecto Gran Simio, no he conocido a ninguna organización ecologista que no pretenda dominar a la Tierra. Aquello que decía el jefe indio siux de que “La Tierra no pertenece al hombre sino que el hombre pertenece a la Tierra” todos los ecologistas lo dicen que no la inmensa mayoría no lo practica. La tierra hay que cultivarla de forma intensiva o extensiva; pero hay que cultivarla. Hay que cultivar hasta en las más pequeñas parcelas urbanas creando “huertos ecológicos” hay que cultivar en las urbanizaciones, en las terrazas, cubrir las fachadas de los edificios con huertos verticales, plantar en las macetas; que no que de un centímetro cuadrado sin cultivar; hay que recuperar la huerta tradicional y los huertos abandonados; no dejemos nada a la Naturaleza. Dominemos al planeta Tierra... pero, aso si, ecológicamente.

Siguiendo estos principios del ecologismo común, la solución mágica para evitar los incendios forestales es, que la gente vuelva al campo.

A mi entender, para prevenir los incendios forestales, lo lógico es saber qué y quien los los provoca para eliminar esa causa. Según un estudio publicado por Europa Press (https://n9.cl/pphqy) y ratificado por el Ministerios de Transición Ecológica en su informe correspondiente al decenio 2006-2015 (https://n9.cl/j3t8n), las principales causas de los incendios forestales son las actividades agrarias y ganaderas (el 65% o sea 2 de cada 3) Si las principales causas son las actividades agrícolas y ganaderas ¿Cómo se van a reducir los incendios aumentando las actividades agrarias y ganaderas? Es como decir que si la quema de combustibles fósiles es la causa del cambio climático, la solución contra el cambio climático es quemar más combustible fósil.

Por otra parte pedir que la gente vuelva al campo es como pedir la Luna. No hay nada que indique que el abandono del medio rural se va a parar; si no todo lo contrario. Las sequías, el cambio climático, la política de importación, los beneficios de los intermediarios y, sobre todo, que los servicios más necesarios (colegios, ambulatorios, agua, transportes, banca, telefonía, Internet, ocio, etc) la iniciativa privada no la va a apoyar, por no ser rentable para tan pocos clientes (y menos si se vota a la derecha que la defiende) y la iniciativa pública, por el momento tampoco, por la deuda que arrastramos. Y espera; que si se averían las subestaciones eléctricas, dejarán sin luz a los pueblos, porque estando en manos privadas, nadie las va a arreglar.

Pero, además, la vuelta al campo, requiere un aumento de la demanda de agua, que no se dispones y haría caer los precios de los productos agrícolas por exceso de oferta.

Por otro lado, cuando el ecologista de ciudad promueve recuperar los cultivos abandonados, parece como si creyera que la gente del campo es idiota. ¿Por qué abandonan el campo como lo bonito y útil es para combatir los incendios forestales?. Cuando se abandona el campo es porque no le es rentable a su propietario.

Pero a mi, como simio y ecologista, lo que más me duele es ese empeño del humano en domesticar el Planeta. O se cultiva el campo, o incendio; no hay lugar para recuperar el bosque originario y reducir los incendios a los estrictamente naturales. O lo llenamos todo de almendros, o incendios; no hay lugar para vegetación "inútil" como los pinos o las encinas. O las cabras y vacas domésticas, o incendios; no hay lugar para las cabras salvajes, los ciervos y los corzos que limpiarían el exceso de combustible gratis.


El hombre ha desestabilizado la naturaleza y cuando deja de intervenir, esta vuelve a su sitio. Es muy posible que los incendios sean una de las formas que tiene la naturaleza de volver a su sitio, eliminando la vegetación antinatural que el hombre le ha impuesto para su alimentación (almendros, trigales, etc) para reemplazarlo con la flora y fauna que se ha adaptado, tras millones de años de evolución.

En mi opinión, la solución a los incendios forestales es revertir la situación que nos ha llevado hasta aquí; pero no retroceder hasta volver al mundo rural; si no ir más allá: volviendo a como eran los bosque originales antes de la llegada del hombre.

Imaginemos como debieron ser los bosque originarios, hace un millón o dos millones de años; con flora muy diversa, con ungulados que regulaban el exceso de vegetación, con depredadores que regulaban el exceso de ungulados y con incendios naturales que regeneraban el bosque y contra los que la vegetación estaba adaptada. A la aparición del hombre, este empezó a alterar la estructura del bosque, cambiando su composición para explotarlo (monocultivos) o incluso eliminándolo para obtener tierras de cultivo o zonas de pastoreo; y esa alteración la realiza en muchas ocasiones provocando incendios. También, mediante la caza, elimina a los herbívoros y a los carnívoros. A estos últimos, primero los elimina para no tener competidores y luego, para proteger su ganado.

En lo que respecta a los incendios forestales, el papel controlador de la vegetación que realizaban los herbívoros salvajes, los suple con los domésticos; pero al llegar a la situación actual, en la que se abandona el campo y con ello el pastoreo, esa labor reguladora del exceso de vegetación, ya no la realizan no los herbívoros domésticos ni los salvajes; por ello el ecologismo tradicional apuesta por la vuelta del pastoreo y yo apuesto por la vuelta a un bosque lo más originario posible; con su diversidad vegetal y con sus ungulados silvestres, carnívoros, etc. para que la naturaleza se regule sola y gratis.

Tienes ventajas ya que no hay que pagar pastores ni proporcionarles colegios, hospitales, transportes, etc y no hay que obligar a nadie a vivir precariamente en el medio rural.

También tiene ventajas desde el pinto de vista ecológico, ya que el pastoreo busca el beneficio en forma de carne, lana, leche o quesos; así el pastoreo:

  • Hace mayor presión en la vegetación de la zona, generalmente más cercana a su casa pudiendo llevar a la extinción a algunas especies vegetales-

  • Pastorea con mayor intensidad en terrenos llanos y de fácil acceso, evitando pastorear en terrenos escarpados.

  • El pastoreo es estacionario. La mitad del del año el ganado se la pasa estabulado; mientras que los ungulados salvajes migran a territorios cálidos en invierno y frescos en verano.

  • La dispersión de semillas es más efectiva, por su extensión, con herbívoros silvestres que por domésticos.

  • El pastoreo no permite cohabitar con depredadores; mientras que los herbívoros silvestres los fomentan

  • La caza ejercida por pastores ejercida para eliminar depredadores y ungulados silvestres, distorsiona el equilibrio entre herbívoros, fomentando plagas como las de jabalíes.

  • La presencia de depredadores, no solo controla el exceso de herbívoros silvestres, si no que los dispersa impidiendo que estos castiguen demasiado la vegetación de una zona y favoreciendo la dispersión de semillas.

  • El pastoreo también afecta a animales carroñeros ya que los cadáveres de los herbívoros domésticos son para consumo humano. Los herbívoros silvestres muertos de forma natural o los restos abandonados por los depredadores favorece la presencia de carroñeros y necrófagos; tanto vertebrados como invertebrados.

  • En definitiva, el pastoreo elimina biodiversidad, mientras que la presencia de herbívoros silvestres, la aumentan. Eso sin contar que el pastoreo no se realiza por el bienestar de los animales de ganadería. E incluso, a la larga, puede ser perjudicial para los humanos por adquirir enfermedades derivadas del excesivo consumo de carnes y demás grasas de origen animal.

Obviamente, como es imposible volver a un bosque originario perfecto, porque faltan una fauna que se ha extinguido y, además, tenemos el problema añadido del cambio climático, algo se trabajo forestal y regulación humana, será necesario mantener.

En definitiva, la forma más económica y eficaz para combatir los incendios forestales es facilitar el que los terrenos abandonados vuelvan, lo antes posible a su estado natural, facilitando la reintroducción de la flora y fauna autóctona. Quizás de esta forma, también se recuperen los acuíferos y los nutrientes de la tierra para cuando el hombre necesite volver a cultivar la tierra, si es que lo vuelve a necesitar en el futuro.

Cuestión a parte es tema de la propiedad de las tierras que se incendian. La inmensa mayoría del territorio español es privado. ¿Qué tiene que correr a cargo del Estado los gastos de vigilancia, prevención, extinción, indemnización de daños a terceros y regeneración de terrenos abandonados por sus propietarios?



lunes, 4 de julio de 2022

OCHO MIL MILLONES

En junio del año pasado (2021), asistí a una charla que organizó Podemos, en su sede de Alicante, sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenible y la Agenda 20-30.

En mi intervención cuestioné la viabilidad de dicha agenda; pues parece que no es consciente de su imposible aplicación a un planeta con 7.700 millones de personas.

La neurocientífica británica Tali Sharot, en un artículo publicado recientemente exponía, que el cerebro humano es el producto de la evolución natural en base a una selección sobre datos tangibles; no está preparado para “digerir” los grandes números que se utilizan en la actualidad. Así, pensamos que se puede aplicar unos Objetivos de Desarrollo Sostenible a un planeta con 7.700 millones de personas, como si se tratase de un barrio.

Y es que tratar de imaginar a 7.700 millones de personas, en una pradera, es absolutamente imposible; y mucho menos, los recursos que necesitan y los residuos que generan. Para hacernos una idea de lo que significan 7.700.000.000 de personas, imaginemos que queremos acabar con la humanidad, por la vía rápida; tirando una bomba atómica todos los días. Si lo hiciéramos, ¿Cuánto tiempo tardaríamos en acabar con la humanidad? Se trata de una fácil división entre las 7.700 millones de personas y las 100.000, que puede matar una bomba. El resultado es que se tardarían 211 ¡AÑOS! O sea que nos tendríamos que dedicar a tirar bombas atómicas, yo, mi hijo, mi nieto, mi bisnieto, mi tataranieto, mi tátara-tataranieto, mi tátara-tatara-tataranieto y mi tátara-tatara-tatara-tataranieto; ocho generaciones tirando bombas atómicas todos los días, incluso en Navidad; toda la historia de los Estados Unidos tirando bombas.

Con la situación de desigualdad social que hay en la actualidad, se requiere un planeta y medio para satisfacer las necesidades humanas. Para cumplir la Agenda 20-30 ¿Cuántos planetas necesitaríamos? ¡Y en nueve años!

Y claro que quiero acabar con la pobreza en el mundo, y el hambre cero y la sanidad universal, y eliminar desigualdades y todo lo que quiere alcanzar esa Agenda; ¡PERO ES QUE EL PLANETA NO PUEDE! ¿Se cree la izquierda, que este planeta tiene recursos infinitos? NO SE PUEDE.

Pero eso no es lo peor; la tasa de crecimiento poblacional de este planeta es de 300.000 personas al día (nacen 500.000, mueren 200.000). Es decir; sería necesario tirar 3 bombas atómicas diarias, para que dejase de crecer la población; para que se quede todo como está. Atender las necesidades 300.000 personas más, cada día, ¿cómo se hace?

Esto lo dije en la sede de Podemos Alicante, en junio del años pasado; ha pasado un año y estamos a las puertas de los 8.000 millones (7.956.300.00); o sea que la población mundial a aumentado en unos 300 millones de personas; 6 veces la población de España (imaginemos los recursos de agua, comida, energía, servicios, etc que necesita esa población y los residuos que van a generar) y los Objetivos de Desarrollo Sostenible no se han movido un milímetro. La velocidad con que se deteriora el planeta, comparado con la velocidad de las soluciones, es la carrera de un cohete contra un caracol. Nos avocamos a un desastre de dimensiones desconocidas. Vamos a dejar a nuestros hijos un estercolero, un planeta inhabitable. Hemos destrozado el futuro de nuestros descendientes.

Ya que estamos hablando de grandes números y para incidir más en lo que significa el aumento desbocado de la población, citaré unos datos, a manera de ejemplo:

  • 3.000 l de agua se emplean para fabricar una hamburguesa

    • Se consumen 100.000 millones de hamburguesas al año; por lo tanto, para ello, se emplean 300 billones de litros de agua al año.

  • 9.000 l de agua se emplean para obtener un pollo

    • Se consumen 80.000 millones de pollos al año; por lo tanto, para ello, se emplean 700 billones de litros de agua al año

  • 4 l de agua se emplean en la fabricación de una botella de plástico de las que se usan para contener un litro de agua

Los acuíferos se están agotando y los glaciares desapareciendo. El agua está en peligro de extinción.

Debo aclarar que la solución no es, de ninguna manera, reducir la población; los países que han reducido la población, como en el caso de China, han disparado su consumo. De hecho, cuando una pareja decide no tener hijos, lo hace para poder consumir más. Luego lo que hay que hacer, y no es fácil, es reducir el consumo principalmente y la población, de manera racional y civilizada.


Lo que digo no es nuevo; ya se habló del tema en el informe “Los límites del crecimiento” en 1972. Este informe se basaba en la simulación informática “World3” que pronosticaba que a mediados de este siglo, la población caería en picado (unos 3.000 millones) por hambrunas y guerras al no disponer de recursos (https://sites.google.com/a/iesleliana.net/ctma-simulaciones/modelo-world-3-insight) Este informe fue ratificado en la actualización “Más allá de los límites del crecimiento” de 1992, en “Los límites del crecimiento: 30 años después” de 2004 y en “Los límites del crecimiento (en un mundo finito)” de 2012. Las grandes migraciones de africanos hacia Europa y de sudamericanos, hacia Norteamérica; así como el actual enfrentamiento entre Rusia y la OTAN, puede que sea el comienzo.

Hace unos años, la Directora de la Fundación Biodiversidad decía, en una conferencia, que todos los problemas ecológicos del mundo se reducen a tres: El modelo productivo, la visión cortoplacista de los políticos y la separación del hombre de la Naturaleza.

Nuestro modelo productivo está basado en la creencia de que este planeta tiene recursos infinitos (y crecimiento de población infinita) y que puede absorber todos los impactos que la humanidad le pueda provocar. Y aunque la izquierda culpa de este modelo a la derecha; la izquierda comete el mismo error; como he demostrado más arriba.

La visión cortoplacista de los políticos. El interés por tener buenos resultados, en las próximas elecciones, les hacen preocuparse, tan solo por aquellos problemas locales que puedan aumentar el número de votos. Muy distinto al enfoque ecologista y, sobre todo, el de los científicos. En 1896 el científico sueco Svante Arrhenius ya advertía de las consecuencias que para el clima tendría la emisión de CO2 a la atmosfera; ahora empezamos a notar esas consecuencias. Hace diez años, Stephen Emmott, Catedrático y Director de Computación Científica de Microsoft Research Cambrige, organizó un laboratorio con numerosos especialistas, para analizar las consecuencias que podía tener la vida en nuestro planeta, el día que la población mundial alcance los 10.000 millones. El resultado es devastador: el 70% de la vida en la Tierra podría desaparecer, para el 2080; incluida la humana, naturalmente.

Por último, el tercer factor: la idea de que el hombre NO pertenece a la naturaleza, sino que está sobre ella y no la necesita. Nuestra cultura y tradición judeo-cristiana, apoyada por nuestros éxitos tecnológicos, que se nos han subido a la cabeza, nos siguen haciendo pensar que el hombre es el centro del Universo (antropocentrismo). Y en eso caen hasta los grupos ecologistas más radicales, que siguen pensando que ayudar al medio ambiente es ayudar a la agricultura y la ganadería; que piensan que la mejor forma de combatir los incendios forestales, pasan por recuperar el pastoreo. Olvidan que la agricultura es, desde hace 11.000 años, la principal responsable de la deforestación; que hoy día continúa en la Amazonía o en Indonesia con el aceite de palma. Olvidan que la agricultura agota los nutrientes de la tierra y los acuíferos; además de contaminarlos con nitratos, fosfatos, pesticidas, plaguicidas, herbicidas, etc; es la principal culpable de la pérdida de biodiversidad por culpa se esos mismos biocidas y hasta por la caza directa de fauna; también es la principal causa de los incendios forestales.

Los políticos son los principales antropocentristas. Es normal: los animales no votan.

Ya sé que todo ese destrozo es para alimentar a 8.000 millones de personas (el 36% de los mamíferos del planeta) y para alimentar a los animales de granja que representan el 60% de los mamíferos del planeta; dejando solo un mísero 4% de mamíferos salvajes. De ahí la gravedad de alcanzar los 10.000 millones.

Por si no ha quedado claro, yo no estoy en contra de la agricultura; lo que digo es que; a la hora de llenar la “España vaciada” y los campos abandonados, debemos priorizar el recuperar una diversidad biológica de la que escaseamos, antes que recuperar una agricultura que nos sobra. No tiene sentido deforestar, agotar los nutrientes de la tierra, agotar los acuíferos y destruir la biodiversidad, para luego dejar la cosecha sin recoger, porque no es rentable.

Hay que defender toda vida planetaria a igualdad de condiciones que la vida humana; porque destruirla es cavar un pozo bajo nuestros pies; si fuese posible la vida humana sin biodiversidad, habría humanos en la Luna. No hay más que recordar casos como el de los gorriones de Mao, el nitrato de Chile y tantos otros desastres derivados de anteponer la vida humana sobre la biodiversidad que nos sustenta.