sábado, 27 de agosto de 2022

COMBATIR LOS INCENDIOS FORESTALES VOLVIENDO AL MUNDO RURAL O AL MUNDO NATURAL

En 35 años de ecologismo activo, excepto Proyecto Gran Simio, no he conocido a ninguna organización ecologista que no pretenda dominar a la Tierra. Aquello que decía el jefe indio siux de que “La Tierra no pertenece al hombre sino que el hombre pertenece a la Tierra” todos los ecologistas lo dicen que no la inmensa mayoría no lo practica. La tierra hay que cultivarla de forma intensiva o extensiva; pero hay que cultivarla. Hay que cultivar hasta en las más pequeñas parcelas urbanas creando “huertos ecológicos” hay que cultivar en las urbanizaciones, en las terrazas, cubrir las fachadas de los edificios con huertos verticales, plantar en las macetas; que no que de un centímetro cuadrado sin cultivar; hay que recuperar la huerta tradicional y los huertos abandonados; no dejemos nada a la Naturaleza. Dominemos al planeta Tierra... pero, aso si, ecológicamente.

Siguiendo estos principios del ecologismo común, la solución mágica para evitar los incendios forestales es, que la gente vuelva al campo.

A mi entender, para prevenir los incendios forestales, lo lógico es saber qué y quien los los provoca para eliminar esa causa. Según un estudio publicado por Europa Press (https://n9.cl/pphqy) y ratificado por el Ministerios de Transición Ecológica en su informe correspondiente al decenio 2006-2015 (https://n9.cl/j3t8n), las principales causas de los incendios forestales son las actividades agrarias y ganaderas (el 65% o sea 2 de cada 3) Si las principales causas son las actividades agrícolas y ganaderas ¿Cómo se van a reducir los incendios aumentando las actividades agrarias y ganaderas? Es como decir que si la quema de combustibles fósiles es la causa del cambio climático, la solución contra el cambio climático es quemar más combustible fósil.

Por otra parte pedir que la gente vuelva al campo es como pedir la Luna. No hay nada que indique que el abandono del medio rural se va a parar; si no todo lo contrario. Las sequías, el cambio climático, la política de importación, los beneficios de los intermediarios y, sobre todo, que los servicios más necesarios (colegios, ambulatorios, agua, transportes, banca, telefonía, Internet, ocio, etc) la iniciativa privada no la va a apoyar, por no ser rentable para tan pocos clientes (y menos si se vota a la derecha que la defiende) y la iniciativa pública, por el momento tampoco, por la deuda que arrastramos. Y espera; que si se averían las subestaciones eléctricas, dejarán sin luz a los pueblos, porque estando en manos privadas, nadie las va a arreglar.

Pero, además, la vuelta al campo, requiere un aumento de la demanda de agua, que no se dispones y haría caer los precios de los productos agrícolas por exceso de oferta.

Por otro lado, cuando el ecologista de ciudad promueve recuperar los cultivos abandonados, parece como si creyera que la gente del campo es idiota. ¿Por qué abandonan el campo como lo bonito y útil es para combatir los incendios forestales?. Cuando se abandona el campo es porque no le es rentable a su propietario.

Pero a mi, como simio y ecologista, lo que más me duele es ese empeño del humano en domesticar el Planeta. O se cultiva el campo, o incendio; no hay lugar para recuperar el bosque originario y reducir los incendios a los estrictamente naturales. O lo llenamos todo de almendros, o incendios; no hay lugar para vegetación "inútil" como los pinos o las encinas. O las cabras y vacas domésticas, o incendios; no hay lugar para las cabras salvajes, los ciervos y los corzos que limpiarían el exceso de combustible gratis.


El hombre ha desestabilizado la naturaleza y cuando deja de intervenir, esta vuelve a su sitio. Es muy posible que los incendios sean una de las formas que tiene la naturaleza de volver a su sitio, eliminando la vegetación antinatural que el hombre le ha impuesto para su alimentación (almendros, trigales, etc) para reemplazarlo con la flora y fauna que se ha adaptado, tras millones de años de evolución.

En mi opinión, la solución a los incendios forestales es revertir la situación que nos ha llevado hasta aquí; pero no retroceder hasta volver al mundo rural; si no ir más allá: volviendo a como eran los bosque originales antes de la llegada del hombre.

Imaginemos como debieron ser los bosque originarios, hace un millón o dos millones de años; con flora muy diversa, con ungulados que regulaban el exceso de vegetación, con depredadores que regulaban el exceso de ungulados y con incendios naturales que regeneraban el bosque y contra los que la vegetación estaba adaptada. A la aparición del hombre, este empezó a alterar la estructura del bosque, cambiando su composición para explotarlo (monocultivos) o incluso eliminándolo para obtener tierras de cultivo o zonas de pastoreo; y esa alteración la realiza en muchas ocasiones provocando incendios. También, mediante la caza, elimina a los herbívoros y a los carnívoros. A estos últimos, primero los elimina para no tener competidores y luego, para proteger su ganado.

En lo que respecta a los incendios forestales, el papel controlador de la vegetación que realizaban los herbívoros salvajes, los suple con los domésticos; pero al llegar a la situación actual, en la que se abandona el campo y con ello el pastoreo, esa labor reguladora del exceso de vegetación, ya no la realizan no los herbívoros domésticos ni los salvajes; por ello el ecologismo tradicional apuesta por la vuelta del pastoreo y yo apuesto por la vuelta a un bosque lo más originario posible; con su diversidad vegetal y con sus ungulados silvestres, carnívoros, etc. para que la naturaleza se regule sola y gratis.

Tienes ventajas ya que no hay que pagar pastores ni proporcionarles colegios, hospitales, transportes, etc y no hay que obligar a nadie a vivir precariamente en el medio rural.

También tiene ventajas desde el pinto de vista ecológico, ya que el pastoreo busca el beneficio en forma de carne, lana, leche o quesos; así el pastoreo:

  • Hace mayor presión en la vegetación de la zona, generalmente más cercana a su casa pudiendo llevar a la extinción a algunas especies vegetales-

  • Pastorea con mayor intensidad en terrenos llanos y de fácil acceso, evitando pastorear en terrenos escarpados.

  • El pastoreo es estacionario. La mitad del del año el ganado se la pasa estabulado; mientras que los ungulados salvajes migran a territorios cálidos en invierno y frescos en verano.

  • La dispersión de semillas es más efectiva, por su extensión, con herbívoros silvestres que por domésticos.

  • El pastoreo no permite cohabitar con depredadores; mientras que los herbívoros silvestres los fomentan

  • La caza ejercida por pastores ejercida para eliminar depredadores y ungulados silvestres, distorsiona el equilibrio entre herbívoros, fomentando plagas como las de jabalíes.

  • La presencia de depredadores, no solo controla el exceso de herbívoros silvestres, si no que los dispersa impidiendo que estos castiguen demasiado la vegetación de una zona y favoreciendo la dispersión de semillas.

  • El pastoreo también afecta a animales carroñeros ya que los cadáveres de los herbívoros domésticos son para consumo humano. Los herbívoros silvestres muertos de forma natural o los restos abandonados por los depredadores favorece la presencia de carroñeros y necrófagos; tanto vertebrados como invertebrados.

  • En definitiva, el pastoreo elimina biodiversidad, mientras que la presencia de herbívoros silvestres, la aumentan. Eso sin contar que el pastoreo no se realiza por el bienestar de los animales de ganadería. E incluso, a la larga, puede ser perjudicial para los humanos por adquirir enfermedades derivadas del excesivo consumo de carnes y demás grasas de origen animal.

Obviamente, como es imposible volver a un bosque originario perfecto, porque faltan una fauna que se ha extinguido y, además, tenemos el problema añadido del cambio climático, algo se trabajo forestal y regulación humana, será necesario mantener.

En definitiva, la forma más económica y eficaz para combatir los incendios forestales es facilitar el que los terrenos abandonados vuelvan, lo antes posible a su estado natural, facilitando la reintroducción de la flora y fauna autóctona. Quizás de esta forma, también se recuperen los acuíferos y los nutrientes de la tierra para cuando el hombre necesite volver a cultivar la tierra, si es que lo vuelve a necesitar en el futuro.

Cuestión a parte es tema de la propiedad de las tierras que se incendian. La inmensa mayoría del territorio español es privado. ¿Qué tiene que correr a cargo del Estado los gastos de vigilancia, prevención, extinción, indemnización de daños a terceros y regeneración de terrenos abandonados por sus propietarios?



lunes, 4 de julio de 2022

OCHO MIL MILLONES

En junio del año pasado (2021), asistí a una charla que organizó Podemos, en su sede de Alicante, sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenible y la Agenda 20-30.

En mi intervención cuestioné la viabilidad de dicha agenda; pues parece que no es consciente de su imposible aplicación a un planeta con 7.700 millones de personas.

La neurocientífica británica Tali Sharot, en un artículo publicado recientemente exponía, que el cerebro humano es el producto de la evolución natural en base a una selección sobre datos tangibles; no está preparado para “digerir” los grandes números que se utilizan en la actualidad. Así, pensamos que se puede aplicar unos Objetivos de Desarrollo Sostenible a un planeta con 7.700 millones de personas, como si se tratase de un barrio.

Y es que tratar de imaginar a 7.700 millones de personas, en una pradera, es absolutamente imposible; y mucho menos, los recursos que necesitan y los residuos que generan. Para hacernos una idea de lo que significan 7.700.000.000 de personas, imaginemos que queremos acabar con la humanidad, por la vía rápida; tirando una bomba atómica todos los días. Si lo hiciéramos, ¿Cuánto tiempo tardaríamos en acabar con la humanidad? Se trata de una fácil división entre las 7.700 millones de personas y las 100.000, que puede matar una bomba. El resultado es que se tardarían 211 ¡AÑOS! O sea que nos tendríamos que dedicar a tirar bombas atómicas, yo, mi hijo, mi nieto, mi bisnieto, mi tataranieto, mi tátara-tataranieto, mi tátara-tatara-tataranieto y mi tátara-tatara-tatara-tataranieto; ocho generaciones tirando bombas atómicas todos los días, incluso en Navidad; toda la historia de los Estados Unidos tirando bombas.

Con la situación de desigualdad social que hay en la actualidad, se requiere un planeta y medio para satisfacer las necesidades humanas. Para cumplir la Agenda 20-30 ¿Cuántos planetas necesitaríamos? ¡Y en nueve años!

Y claro que quiero acabar con la pobreza en el mundo, y el hambre cero y la sanidad universal, y eliminar desigualdades y todo lo que quiere alcanzar esa Agenda; ¡PERO ES QUE EL PLANETA NO PUEDE! ¿Se cree la izquierda, que este planeta tiene recursos infinitos? NO SE PUEDE.

Pero eso no es lo peor; la tasa de crecimiento poblacional de este planeta es de 300.000 personas al día (nacen 500.000, mueren 200.000). Es decir; sería necesario tirar 3 bombas atómicas diarias, para que dejase de crecer la población; para que se quede todo como está. Atender las necesidades 300.000 personas más, cada día, ¿cómo se hace?

Esto lo dije en la sede de Podemos Alicante, en junio del años pasado; ha pasado un año y estamos a las puertas de los 8.000 millones (7.956.300.00); o sea que la población mundial a aumentado en unos 300 millones de personas; 6 veces la población de España (imaginemos los recursos de agua, comida, energía, servicios, etc que necesita esa población y los residuos que van a generar) y los Objetivos de Desarrollo Sostenible no se han movido un milímetro. La velocidad con que se deteriora el planeta, comparado con la velocidad de las soluciones, es la carrera de un cohete contra un caracol. Nos avocamos a un desastre de dimensiones desconocidas. Vamos a dejar a nuestros hijos un estercolero, un planeta inhabitable. Hemos destrozado el futuro de nuestros descendientes.

Ya que estamos hablando de grandes números y para incidir más en lo que significa el aumento desbocado de la población, citaré unos datos, a manera de ejemplo:

  • 3.000 l de agua se emplean para fabricar una hamburguesa

    • Se consumen 100.000 millones de hamburguesas al año; por lo tanto, para ello, se emplean 300 billones de litros de agua al año.

  • 9.000 l de agua se emplean para obtener un pollo

    • Se consumen 80.000 millones de pollos al año; por lo tanto, para ello, se emplean 700 billones de litros de agua al año

  • 4 l de agua se emplean en la fabricación de una botella de plástico de las que se usan para contener un litro de agua

Los acuíferos se están agotando y los glaciares desapareciendo. El agua está en peligro de extinción.

Debo aclarar que la solución no es, de ninguna manera, reducir la población; los países que han reducido la población, como en el caso de China, han disparado su consumo. De hecho, cuando una pareja decide no tener hijos, lo hace para poder consumir más. Luego lo que hay que hacer, y no es fácil, es reducir el consumo principalmente y la población, de manera racional y civilizada.


Lo que digo no es nuevo; ya se habló del tema en el informe “Los límites del crecimiento” en 1972. Este informe se basaba en la simulación informática “World3” que pronosticaba que a mediados de este siglo, la población caería en picado (unos 3.000 millones) por hambrunas y guerras al no disponer de recursos (https://sites.google.com/a/iesleliana.net/ctma-simulaciones/modelo-world-3-insight) Este informe fue ratificado en la actualización “Más allá de los límites del crecimiento” de 1992, en “Los límites del crecimiento: 30 años después” de 2004 y en “Los límites del crecimiento (en un mundo finito)” de 2012. Las grandes migraciones de africanos hacia Europa y de sudamericanos, hacia Norteamérica; así como el actual enfrentamiento entre Rusia y la OTAN, puede que sea el comienzo.

Hace unos años, la Directora de la Fundación Biodiversidad decía, en una conferencia, que todos los problemas ecológicos del mundo se reducen a tres: El modelo productivo, la visión cortoplacista de los políticos y la separación del hombre de la Naturaleza.

Nuestro modelo productivo está basado en la creencia de que este planeta tiene recursos infinitos (y crecimiento de población infinita) y que puede absorber todos los impactos que la humanidad le pueda provocar. Y aunque la izquierda culpa de este modelo a la derecha; la izquierda comete el mismo error; como he demostrado más arriba.

La visión cortoplacista de los políticos. El interés por tener buenos resultados, en las próximas elecciones, les hacen preocuparse, tan solo por aquellos problemas locales que puedan aumentar el número de votos. Muy distinto al enfoque ecologista y, sobre todo, el de los científicos. En 1896 el científico sueco Svante Arrhenius ya advertía de las consecuencias que para el clima tendría la emisión de CO2 a la atmosfera; ahora empezamos a notar esas consecuencias. Hace diez años, Stephen Emmott, Catedrático y Director de Computación Científica de Microsoft Research Cambrige, organizó un laboratorio con numerosos especialistas, para analizar las consecuencias que podía tener la vida en nuestro planeta, el día que la población mundial alcance los 10.000 millones. El resultado es devastador: el 70% de la vida en la Tierra podría desaparecer, para el 2080; incluida la humana, naturalmente.

Por último, el tercer factor: la idea de que el hombre NO pertenece a la naturaleza, sino que está sobre ella y no la necesita. Nuestra cultura y tradición judeo-cristiana, apoyada por nuestros éxitos tecnológicos, que se nos han subido a la cabeza, nos siguen haciendo pensar que el hombre es el centro del Universo (antropocentrismo). Y en eso caen hasta los grupos ecologistas más radicales, que siguen pensando que ayudar al medio ambiente es ayudar a la agricultura y la ganadería; que piensan que la mejor forma de combatir los incendios forestales, pasan por recuperar el pastoreo. Olvidan que la agricultura es, desde hace 11.000 años, la principal responsable de la deforestación; que hoy día continúa en la Amazonía o en Indonesia con el aceite de palma. Olvidan que la agricultura agota los nutrientes de la tierra y los acuíferos; además de contaminarlos con nitratos, fosfatos, pesticidas, plaguicidas, herbicidas, etc; es la principal culpable de la pérdida de biodiversidad por culpa se esos mismos biocidas y hasta por la caza directa de fauna; también es la principal causa de los incendios forestales.

Los políticos son los principales antropocentristas. Es normal: los animales no votan.

Ya sé que todo ese destrozo es para alimentar a 8.000 millones de personas (el 36% de los mamíferos del planeta) y para alimentar a los animales de granja que representan el 60% de los mamíferos del planeta; dejando solo un mísero 4% de mamíferos salvajes. De ahí la gravedad de alcanzar los 10.000 millones.

Por si no ha quedado claro, yo no estoy en contra de la agricultura; lo que digo es que; a la hora de llenar la “España vaciada” y los campos abandonados, debemos priorizar el recuperar una diversidad biológica de la que escaseamos, antes que recuperar una agricultura que nos sobra. No tiene sentido deforestar, agotar los nutrientes de la tierra, agotar los acuíferos y destruir la biodiversidad, para luego dejar la cosecha sin recoger, porque no es rentable.

Hay que defender toda vida planetaria a igualdad de condiciones que la vida humana; porque destruirla es cavar un pozo bajo nuestros pies; si fuese posible la vida humana sin biodiversidad, habría humanos en la Luna. No hay más que recordar casos como el de los gorriones de Mao, el nitrato de Chile y tantos otros desastres derivados de anteponer la vida humana sobre la biodiversidad que nos sustenta.

viernes, 5 de noviembre de 2021

EN DEFENSA DE NUESTRO CLIMA

 En 1859 el científico irlandés Jhon Tyndall (https://es.wikipedia.org/wiki/John_Tyndall) demostró que, gases como el vapor de agua, el CO2 y el metano almacenaban calor cuando eran atravesados por radiación infrarroja, como la que forma parte del espectro de la luz solar. A esos gases ahora les llamamos “gases de efecto invernadero”.

En base a esos datos y a que la Revolución Industrial se había consolidado durante el siglo XIX, el científico sueco Svante Arrhenius (https://es.wikipedia.org/wiki/Svante_August_Arrhenius), en 1896, se atrevió a pronosticar, que si la quema de carbón de la industria seguía emitiendo CO2, este acabaría afectando al clima del planeta.


Ha sido necesario esperar 120 años, para que la acumulación de CO2 en la atmósfera, sea la suficiente como para que los efectos sobre el clima que pronosticó Arrherius, se empiecen a notar. Y sin duda, que si se sigue emitiendo CO2 (y metano por parte de la ganadería) el cambio climático será mucho más evidente.

Naturalmente que las empresas interesadas en seguir haciendo negocio quemando combustibles fósiles; ya sea carbón, petróleo o gas: como las petroleras, las eléctricas o las automovilísticas, no se están quedando cruzados de brazos. Como demostró el estupendo documental emitido por televisión española recientemente; (Campaña contra el clima https://www.rtve.es/play/videos/documentos-tv/campana-contra-clima/6072283/) (NOTA: podéis comprobar que se ha quitado este video, tan molesto a las empresas petroleras)

Estas empresas se han dedicado a crear confusión y a dar argumentos a negacionistas, tan absurdos como que esto es una invención ecologistas o comunista; que los humanos no tienen nada que ver, que el CO2 es beneficioso para las plantas, que es algo normal y periódico, etc, etc.

El principal error es confundir clima con meteorología. Los cambios meteorológicos son diarios; pero los cambios climáticos varían muy de tarde en tarde (afortunadamente).

El clima es lo suficientemente fijo como para que las plantas y los animales evolucionen hasta adaptarse e ellos. Así, solo encontraremos camellos en CLIMAS desérticos y osos polares, en el Ártico.

En el sureste español tenemos un CLIMA Mediterráneo; un clima que apenas ha cambiado en los últimos 12.000 años. Anteriormente, durante la última glaciación, la península Ibérica tenía un clima mucho más frío, con glaciares en los Pirineos y propicio para animales como mamuts, rinocerontes lanudos, bisontes como los de Altamira u hombres de Neanderthal. Evidentemente, el cambio climático que se produjo al terminar esa glaciación, no afectó al planeta; pero los mamuts, rinocerontes lanudos, bisontes y neaderthales, desaparecieron. De hecho, todos los homínidos que antecedieron al homo sapiens (homo habilis, ergaaster, erectus, antecesor, heidelbergensis, etc) desaparecieron por cambios climáticos. Y no estoy diciendo que el Cambio Climático asesinara a todos nuestros ancestros de forma directa; si no los mataría de hambre al hacer desaparecer la flora y la fauna de la que se alimentaba, o con largas sequías, o haciendo aparecer insectos que les transmitirían enfermedades, o todo a la vez.

En definitiva: Tenemos motivos para presumir de nuestro privilegiado clima; clima del que depende nuestra agricultura, nuestra ganadería, nuestro turismo y nuestra economía; pero si el calentamiento global sigue aumentando la temperatura del planeta, podemos acabar con la agricultura, ganadería, turismo y economía de Marruecos o el del Sahara. Y esperemos que no llegue a provocar nuestra extinción como produjo la de nuestros ancestros. Sobre todo, porque este cambio climático, a diferencia de los anteriores, lo estamos provocando nosotros, como predijo Svante Arrhenius.

lunes, 26 de julio de 2021

SIETE MIL SETECIENTOS MILLONES

En estos días estoy observando un acercamiento de los partidos de izquierda al ecologismo. A mí, como persona de izquierda, me parece bien; salvo que se nota el “sandiismo”; o sea, el ser verde por fuera y rojo de corazón. De este, “disfrazarse de verde” tampoco escapan las derechas: estamos cansado de oír, lo “ecologistas” que son los taurinos, los cazadores o las eléctricas. Pero es cierto que el ecologismo político lo quiere acaparar la izquierda; y  veo en ello, ciertas discrepancias.

Por ejemplo. En teoría; y repito; en teoría, las ideas de izquierda surgen de abajo a arriba; desde los barrios al estado; sin embargo los ecologistas seguimos el principio: “Piensa globalmente, y actúa localmente”; o sea, hay que estudiar y conocer los problemas a nivel planetario, para después aplicarlos localmente; sobre todo porque los grandes problemas medioambientales afectan a todo el planeta. No se trata de un problema laboral que se puede abordar país por país; o de educación o cultura, que se puede abordar, independientemente en cada comunidad autónoma; el cambio climático, la pérdida de biodiversidad, el agotamiento de los recursos, la desaparición de los ecosistemas naturales, los residuos de todo tipo que lo invaden todo… requieren equipos de trabajo lo más nacional o internacional posible, que lo estudien globalmente; para que luego aplicar las conclusiones, localmente. Las izquierdas no lo hacen así, por desconocimiento, por costumbre o por motivos electorales.

Ya sé, que el Cambio Climático, necesita poco debate; después de 30 años en la opinión pública… ¿pero el resto?

El 3 de junio pasado (2021), asistí a una charla que organizó Podemos, en su sede de Alicante, sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenible y la Agenda 20-30.

En mi intervención cuestioné la viabilidad de dicha agenda; pues parece que no es consciente de su imposible aplicación a un planeta con 7.700 millones de personas.

La neurocientífica británica Tali Sharot, en un artículo publicado recientemente exponía, que el cerebro humano es el producto de la evolución natural en base a una selección sobre datos tangibles; no está preparado para “digerir” los grandes números que se utilizan en la actualidad. Así, pensamos que se puede aplicar unos Objetivos de Desarrollo Sostenible a un planeta con 7.700 millones de personas, como si se tratase de un barrio.


Y es que tratar de imaginar a 7.700 millones de personas, en una pradera, es absolutamente imposible; y mucho menos, los recursos que necesitan y los residuos que generan. Para hacernos una idea de lo que significan 7.700.000.000 de personas, imaginemos que queremos acabar con la humanidad, por la vía rápida; tirando una bomba atómica todos los días. Si lo hiciéramos, ¿Cuánto tiempo tardaríamos en acabar con la humanidad? Se trata de una fácil división entre las 7.700 millones de personas y las 100.000, que puede matar una bomba. El resultado es que se tardarían 211¡AÑOS!  O sea que nos tendríamos que dedicar a tirar bombas atómicas, yo, mi hijo, mi nieto, mi bisnieto, mi tataranieto, mi tátara-tataranieto, mi tátara-tatara-tataranieto y mi tátara-tatara-tatara-tataranieto; ocho generaciones tirando bombas atómicas todos los días, incluso en Navidad; ¡toda la historia de los Estados Unidos tirando bombas!

Con la situación de desigualdad social que hay en la actualidad, se requiere un planeta y medio para satisfacer las necesidades humanas. Para cumplir la Agenda 20-30 ¿Cuántos planetas necesitaríamos? ¡Y en nueve años!


Y claro que quiero acabar con la pobreza en el mundo, y el hambre cero y la sanidad universal, y eliminar desigualdades y todo lo que quiere alcanzar esa Agenda; ¡PERO ES QUE EL PLANETA NO PUEDE! ¿Se cree la izquierda, que este planeta tiene recursos infinitos? NO SE PUEDE.

Pero eso no es lo peor; la tasa de crecimiento poblacional de este planeta es de 300.000 personas al día (nacen 500.000, mueren 200.000). Es decir; sería necesario tirar 3 bombas atómicas diarias, para que dejase de crecer la población; para que se quede todo como está. Atender las necesidades 300.000 personas más, cada día, ¿cómo se hace?

Esto lo dije en la sede de Podemos Alicante, el 3 de junio y estoy escribiendo estas líneas, el 3 de julio. Han pasado un mes, el planeta tiene 9.000.000 personas más y los Objetivos de Desarrollo Sostenible no se han movido un milímetro (dejo al lector que calcule cuanto ha crecido la población en el momento que lee esta líneas). La velocidad con que se deteriora el planeta, comparado con la velocidad de las soluciones, es la carrera de un cohete contra un caracol. Nos avocamos a un desastre de dimensiones desconocidas. Vamos a dejar a nuestros hijos un estercolero, un planeta inhabitable. Hemos destrozado el futuro de nuestros descendientes.

Hace unos años, la Directora de la Fundación Biodiversidad decía, en una conferencia, que todos los problemas ecológicos del mundo se reducen a tres: El modelo productivo, la visión cortoplacista de los políticos y la separación del hombre de la Naturaleza.

Nuestro modelo productivo está basado en la creencia de que este planeta tiene recursos infinitos y que puede absorber todos los impactos que la humanidad le pueda provocar. Y aunque la izquierda culpa de este modelo a la derecha; la izquierda comete el mismo error; como he demostrado más arriba.

La visión cortoplacista de los políticos. El interés por tener buenos resultados, en las próximas elecciones, les hacen preocuparse, tan solo por aquellos problemas locales que puedan aumentar el número de votos. Muy distinto al enfoque ecologista y, sobre todo, el de los científicos. En 1896 el científico sueco Svante Arrhenius ya advertía de las consecuencias que para el clima tendría la emisión de CO2 a la atmosfera; ahora empezamos a notar esas consecuencias. Hace diez años, Stephen Emmott, Catedrático y Director de Computación Científica de Microsoft Research Cambrige, organizó un laboratorio con numerosos especialistas, para analizar las consecuencias que podía tener la vida en nuestro planeta, el día que la población mundial alcance los 10.000 millones. El resultado es devastador: el 70% de la vida en la Tierra podría desaparecer, para el 2080; incluida la humana, naturalmente.

Es muy curioso que, hace 2000 años, en Grecia, Roma o China se consultase a astrólogos, oráculos, profetisas o pitonisas para conocer el futuro y tomar medidas, y ahora que tenemos científicos con más y mejores datos para conocer lo que nos viene, no les hacemos el menor caso.

Por último, el tercer factor: la idea de que el hombre NO pertenece a la naturaleza, sino que está sobre ella y no la necesita. Nuestra cultura y tradición judeo-cristiana, apoyada por nuestros éxitos tecnológicos, que se nos han subido a la cabeza, nos siguen haciendo pensar que el hombre es el centro del Universo (antropocentrismo). Y en eso caen hasta los grupos ecologistas más radicales, que siguen pensando que ayudar al medio ambiente es ayudar a la agricultura y la ganadería; que piensan que la mejor forma de combatir los incendios forestales, pasan por recuperar el pastoreo. Olvidan que la agricultura es, desde hace 11.000 años, la principal responsable de la deforestación; que hoy día continúa en la Amazonía o en Indonesia con el aceite de palma. Olvidan que la agricultura agota los nutrientes de la tierra y los acuíferos; además de contaminarlos con nitratos, fosfatos, pesticidas, plaguicidas, herbicidas, etc; es la principal culpable de la pérdida de biodiversidad por culpa se esos mismos biocidas y hasta por la caza directa de fauna; también es la principal causa de los incendios forestales.

Los políticos son los principales antropocentristas. Es normal: los animales no votan.

Ya sé que todo ese destrozo es para alimentar a 7.700 millones de personas (el 36% de los mamíferos del planeta) y para alimentar a los animales de granja que representan el 60% de los mamíferos del planeta; dejando solo un mísero 4% de mamíferos salvajes. De ahí la gravedad de alcanzar los 10.000 millones.

Por si no ha quedado claro, yo no estoy en contra de la agricultura; lo que digo es que; a la hora de llenar la “España vaciada” y los campos abandonados, debemos priorizar el recuperar una diversidad biológica de la que escaseamos, antes que recuperar una agricultura que nos sobra. No tiene sentido deforestar, agotar los nutrientes de la tierra, agotar los acuíferos y destruir la biodiversidad, para luego dejar la cosecha sin recoger, porque no es rentable.

Hay que defender toda vida planetaria a igualdad de condiciones que la vida humana; porque destruirla es cavar un pozo bajo nuestros pies; si fuese posible la vida humana sin biodiversidad, habría humanos en la Luna. No hay más que recordar casos como el de los gorriones de Mao, el nitrato de Chile y tantos otros desastres derivados de anteponer la vida humana sobre lo que nos sustenta.

En resumidas cuentas: “Pensar globalmente y actuar localmente”, organizarse lo más global posible y actuar en nuestro entorno cercano. Y hacerlo ¡YA!.

 

domingo, 25 de octubre de 2015

Mozambique 16/07/2013 (El regreso)

De toda mi aventura en Mozambique, lo que nunca he contado ha sido como fue mi vuelta. Y no lo he hecho, para proteger a los buenos amigos que me ayudaron (aunque muy probablemente no necesiten protección alguna). Ahora, como no quiero olvidarlos, lo voy a hacer pero silenciando nombres y pistas, para no ocasionarles posibles problemas.

Me desperté por la mañana con el billete comprado pero con el problema de cómo ir hasta el aeropuerto, situado a 9 Km, sin dinero, sin vehículo y cargando con dos pesadas maletas.
El vuelo salía a las 8 de la mañana del día siguiente, así que le pregunté a Ana si me podría acercar. Y me dijo que sí; pero el tono de su afirmación me dejaba claro que llegado el momento me haría perder el avión con el perjuicio que eso supondría, para la economía de mi familia y para mi situación en Mozambique. Así que me planteé irme aquella misma tarde, como fuese y pasar la noche en el aeropuerto.
Después de comer le dije que prefería irme al caer la tarde.
- No hace falta - me dijo indignada - te puedes ir ahora mismo.
Así que subí a por mis maletas y cuando iba a salir por la puerta, oí a Ana gritar
- ¡A DONDE VAS!
- A mi casa - le respondí - pero, ¿no me has dicho que me puedo marchar ya?
- No te puedes ir sin entregarme la habitación
- ¿Pero crees que me llevo la habitación a la maleta? ¡me quieres dejar machar de una vez!
- ¡SUBE Y ENTREGAME LA HABITACIÓN!
Subimos y cuando comprobó que todo estaba en orden, que le había dejado todo lo que era suyo en su sitio, me dejó marchar.
¡Por fin!. Apenas pude despedirme de mis compañeros; solo les pude enviar una leve sonrisa desde la distancia. Yo me marchaba, me libraba del infierno y ellos se quedaban allí.
A apenas 100 de la casa, un señor, desde el interior de su vehículo, viéndome cargado con las maletas, me preguntó donde iba.
- Al aeropuerto - le respondí
- ¿Andando?
- Intentaré hacer autoestop
- Le llevo
- Pues se lo agradezco mucho, porque las maletas pesan
Camino al aeropuerto siguió la conversación.
- Le he visto salir de casa de doña Ana
- ¿La conoce?
- Si. ¿Como es que no le lleva ella al aeropuerto?
- Hemos acabado mal. Es una mujer difícil de tratar.
- Sí, si. Doña Ana está "maluca". ¿Sabía que ni su hijo la aguanta?
- Si, me ha hablado de ello.
- Aquí ha tenido problemas con los sindicatos por no pagar a los trabajadores. Están esperando otra denuncia para quitarle la concesión. ¿Quiere poner una denuncia?. Yo le acerco. Estarán encantados.
- No puedo perder el avión. Doña Ana no me ha pagado y el billete la ha tenido que pagar mi familia desde España y los billetes baratos no se pueden devolver.
- ¿Cuando sale el avión?
- Mañana a las 8
- ¿Mañana? ¿y donde va a dormir?
- En el aeropuerto, ¡que remedio!
- ¡De eso nada!, se viene a mi casa y duerme bien allí y yo le acerco al aeropuerto mañana temprano.
- No se moleste y de todas formas voy a tener que dormir en los aeropuertos a donde hago escala; un aeropuerto más que menos...
- Que no, que no, que te vienes a mi casa - dijo mientras daba un volantazo para cambiar de dirección.
Pasamos por su despacho, luego fuimos a recoger a su mujer y llegamos a su casa donde dejé las maletas.
Me invitaron a cenar en un restaurante, donde hablamos de todo.

De toda la conversación, me hizo gracias el comentario: "Pues yo pensaba que todos los españoles eran como doña Ana".
Al terminar la cena me dio el teléfono para que hiciera una conferencia a mi casa para decirle a mi familia que todo iba bien y a la hora aproximada a la que llegaría.
- En cuanto pueda tengo que visitar España - me dijo de vuelta a su casa.
- Si viene, mi casa es su casa. Es una casa modesta; no tan lujosa como la suya; pero encantado con recibirles y enseñarles mi país.
- ¿Te gusta mi casa?
- Preciosa
- Es una pena que te tengas que marchar; yo te podría presentar a mucha gente que seguro te hubiesen dado un empleo.
- Pues sí que es una pena. Si nos hubiésemos conocido antes, encantado de quedarme.
- De todas formas si quisieras volver a poner un negocio, yo te ayudaría. Aquí hay carencias de productos de farmacia, material eléctricos, lámparas y otros materiales de construcción de calidad; lo que hay es chino y malo.
Ya en su casa, me duché y me fui a dormir a la habitación que puso a mi disposición.
A la mañana siguiente, me invitó a desayunar y me llevó al aeropuerto. Allí, me dio dinero para que pudiese comer durante el viaje y como se tenía que marchar, se dirigió a uno de los policías y dándole su número de teléfono le dijo que si yo tenía algún problema, que le llamase y que vendría de inmediato a solucionarlo.
Nunca he visto una persona tan amable. Africano tenía que ser.
El viaje, demasiado largo. Hice escala en Johannesburgo y me tocó dormir en el aeropuerto de Dubai.
Al llegar a Alicante, ¡como no!, mi nuevo amigo mozambiqueño me llamó para saber si había llegado bien.
En varias ocasiones le he llamado para pedirle su dirección y así poder enviarles productos típicos españoles; sobre todo en Navidad, pero se resiste a dármelo.
Siempre estaré en deuda con él.

domingo, 26 de abril de 2015

"DINEROLEXIA"

Hace unos años que una idea me ronda por la cabeza; y conforme veo como crecen las desigualdades sociales, creo que es más urgente investigar sobre el asunto. Es la siguiente:
Todos sabemos qué es la anorexia, la bulimia, la vogorexia, la ludopatía, etc. La obsesión desmedida por acumular dinero ¿no es alguna forma de enfermedad mental? ¿podría existir la “dinerolexia”? ¿Como es posible que haya gente que considere enfermedad a la homosexualidad y no haya nadie que considere anormal la obsesión por el dinero?.

recompensa-por-lavado-de-dinero-619x348Recuerdo una imagen que vi hace unos años. Se trataba de la habitación de un narcotraficante; toda ella estaba llena billetes, perfectamente ordenados en paquetes, hasta un metro de altura (similar a esta que he encontrado por Internet). ¿Como se puede hacer tanto daño con la droga para no saber que hacer con tanto dinero? ¿No sería más lógico dejar de hacer daño con la droga que amontonar un dinero que no se necesita?.
El otro día oí al hijo de Pablo Escobar. Decía que la vida de los grandes narcotraficantes, como lo era su padre, no se parece en nada a lo que sale en la películas. Nada de viviendas de lujo; más bien chabolas con habitaciones llenas de dinero.
También recuerdo a el tal señor Roca responsable de urbanismo de Marbella que robaba dinero del ayuntamiento y ya no sabía en qué gastárselo: caros cuadros en el váter, todo tipo de animales disecados, corridas privadas para un grupo de amigos cuando se supone que lo “bonito de la fiesta” es el “ambiente”, partidas de póker para perder a lo grande, etc.
Blesa, el Presidente de Caja Madrid que ganaba 10.000 euros al día, trabajase o no y que se despidió con más de 2 millones de euros de indemnización; todo ello para despilfarrarlo sin tener el más mínimo remordimiento por las víctimas de “las preferentes”.
No se si habéis visto “El lobo de Wall Street”. Esta película refleja mucho el perfil de este tipo de gente; que prefiere quemar el dinero ante de dárselo a alguien para que pueda comer.
El tal Amancio Ortega que creo es la segunda o tercera fortuna del mundo y nunca se ha planteado dar un poco más de sueldo a aquellos trabajadores que explota en el tercer mundo y que ni si quera ha indemnizado a las víctimas del edificio que se desplomó en la India y que albergaba a los trabajadores que explotaba. Y todo ello, solo por ese estúpido reto de estar a la cabeza de las lista Forbes de los más ricos del mundo.
Urdangarín. Cuando al casarse con una infanta tiene su vida resuelta ¿que necesidad tenía de robar?. ¿No se da cuenta que hay cosas MUCHO MÁS IMPORTANTES QUE ES EL DINERO?. Sus hijos, sus hijos señalados por la calle por tener un padre ladrón e idiota. ¿Con qué cara podrá decirle a sus hijos, esto o aquello está mal y no se puede hacer?. Le responderán "Tú quien eres para decirme lo que tengo que hacer, ¡ladrón!"
Yo nunca he entendido a este tipo de gente. Necesitan rodearse de lujo para sentirse importantes. Es como el que necesita vestirse de azul y rechaza el rosa para sentirse hombre. Alguna carencia tienen.

Hace unos años, mientras nos dirigíamos a una obra, un compañero aparejador y yo, éste se paró ante el escaparate de una relojería y me dijo, mientras señalaba un reloj que valía... tropecientos euros.
- ¿No te gustaría tener un reloj como ese?
- ¡¿Tropecientos euros por un relój?!. ¡Ni loco! - le respondí
- ¡No me digas que no te gustaría!
- Pero vamos a ver. ¿es que es un reloj que va despacio en vacaciones y deprisa en horario laboral, o como va esto?
- ¡No! es un reloj normal
- ¿Normal? y ¿porqué voy a pagar tropecientos euros para tener un reloj que va a la misma velocidad que el mio, que me ha costado 20?
- Porque tiene piedras preciosas (y no se que más tonterías me dijo)
- ¡Chorradas!, si algún día compro un reloj más caro que el que ahora tengo, sera porque el reloj me permite ir marcha atrás en el tiempo.


El periodista británico Jacques Peretti ha pasado 6 meses conviviendo con algunas de las personas más ricas del planeta para grabar el documental "The Super-Rich and Us ("Los super ricos y nosotros") que se acaba de estrenar en la BBC. Llegó a la conclusión de que los ricos se creen una raza aparte, los dueños del Universo y son intolerantes hacia la debilidad. (http://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2015-02-03/lo-que-aprendi-junto-a-los-super-ricos-se-estan-convirtiendo-en-una-raza-aparte_656263/)

Aquel investigador que demuestre que la "dinerolexia" es enfermedad que necesitan tratamiento urgente hará un gran favor a la humanidad.
Se dice que los que tienen capacidad de ponerse en el lugar de los demás tienen empatía y los que no lo tienen hasta el punto de creerse el centro del mundo tienen una psicopatía. Si la humanidad definiese como sicópatas a este tipo de personas, ni los admirarían, ni los tendrían como modelo a seguir e incluso ellos mismos se avergonzarían.

viernes, 24 de abril de 2015

El problema en el mundo del trabajo no está en el empleado si no en el empresario.

Efectivamente; estamos debatiendo en el campo que les interesa a los empresarios: "el problema de la falta de competitividad de nuestras empresas es de los trabajadores".

Y no es así; el problema es que tenemos un empresariado... como lo diría... como lo describiria... ¡ah sí! ¡de mierda! (lo siento, no he encontrado palabra que lo describa mejor).

En todo el mundo civilizado las empresas ganan dinero de sus clientes; en España, cuando las empresas necesitan dinero, lo quieren obtener de sus propios trabajadores: rebajandoles el sueldo, principalmente.

Acabo de ver en televisión el smartwatch de google o las google glass. Eso es imposible en España. En este país hay propuestas como la que acabo de ver en Internet: una empresa conservera quiere pagar el 30% del sueldo de sus empleados con latas de berberechos. ¡Toma, toma y toma! ¡aprende Steve Jobs!
Aquí, los empresarios hacen fortuna de la esclavitud nacional o de los países del tercer mundo. Todas las propuestas de la CEOE están encaminada a la reducción de salarios y el trabajo gratuito. ¿Cuando has visto a la CEOE protestar por los recortes en investigación y desarrollo? ¿cuando los has visto protestar contra una educación que no mejora la formación de sus futuros trabajadores?. Nunca. ¡Pa qué!

El prototipo de empresario español es ese que tiene una empresa constructora y, al mismo tiempo, preside un club de futbol. Cuando está al frente de la constructora, recorre el mundo buscando el trabajador más cutre, peor formado y más barato; y cuando cuando está al frente del club de futbol, recorre el mundo buscando al mejor jugador y más caro. (¿?). Y al final, acaba quebrando la empresa constructora y al equipo de futbol. A los dos.

Y es normal: el empresario español o viene de limpiar pozos negros o es el típico niño de papá que ha acabado la carrera (si la ha acabado) comprando el título en una universidad privada (en la pública no pasa ni la selectividad).

¡Ah! mención a parte es ese empresario de éxito que consigue que su empresa sea puntera a base de tener de "asesor" a un político de la casta que le proporciona información privilegiada y que le permita continuos sobre-costes, siempre de dinero público. Eso sí, todos muy liberales, muy contrarios a los impuestos (que saquean) y de las subvenciones (que acaparan).