Me consta que, a algunos, mi propuesta de acabar con las Comunidades Autónomas le ha parecido, o un disparate o un peligro para los funcionarios que trabajan en esa autonomía. Y es ridículo pensar que el acabar con una administración autonómica, supondría que esa autonomía se quedaría sin maestros, médicos, etc, etc. Lógicamente, estos funcionarios pasarían a depender de la Administración central.
Cuando yo hablo de acabar con las autonomías, hablo de acabar con el despilfarro de sus máximos dirigentes. Y no me estoy refiriendo simplemente a sus sueldos y el de esa fila inmensa de asesores y demás enchufados y amiguetes; si no del conjunto de su gestión despilfarradora motivada o por cierto síndrome faraónico, por cuestiones electoralistas o por simple inflado de presupuestos para escamotear dinero.
Concretando aún más y solo hablando de lo que humildemente conozco a nivel personal (que es la punta del iceberg de lo que debe de haber mas allá de mis modestos conocimientos), voy a poner algunos ejemplos.
Ciudad de las Artes y de las Ciencias de Valencia. ¿Cuanto a costado esa monstruosa obra faraónica?. Santiago Calatrava a penas trabaja para el sector privado; este no se puede gastar su dinero es obras tan costosas; por eso trabaja para la Administración ya que esta se gasta el dinero con gran ligereza ya que no le pertgenece y, además, es un estupendo reclamo para que el político de turno se promocione para las siguientes elecciones.
La Feria de Muestras de Valencia. Cuando, hace unas semanas fui a dar una conferencia allá, me quedé asombrado del despilfarro. Por ejemplo: las múltiples salas de conferencia, no solo tenía un micro y puesto informático para el conferenciante; sino que lo tenía para todos y cada uno de los espectadores. No os podéis ni imaginar lo que supone dar una conferencia ante un montón de madres que permitían que sus niños encendieran el micrófono y se dedicasen a chillarle al niño del dos filas más adelante.
Pero es que, el simple aparcamiento subterráneo de la feria, está cubierto por una cúpula de cristal de unos 5 pisos de altura, enorme con solo fin ornamental. Tiene ascensores hidráulicos y escaleras mecánicas como un centro comercial, cuando un aparcamiento apenas tiene gente para usar esos elementos. En el vestíbulo previo al aparcamiento propiamente dicho cabría una cancha de baloncesto; pero está ocupado, simplemente y en una esquina por un pequeño mostrador donde hasta donde tienes que caminar para pagar el ticket del aparcamiento.
Otro ejemplo: La localidad de San Vicente del Raspeig (de unos 45.000 habitantes) tiene proyectado construir un centro cultural valorado en 14 millones de euros (1200 euros por familia). Solo para satisfacer sus necesidades energéticas necesita de 2 transformadores; uno de ellos, exclusivo para el aire acondicionado. ¿Que quieren hacer, congelar a los asistentes?. En una localidad tan cercana a Alicante con un clima tan benigno, que con un buen diseño y aislamiento no sería necesaria la instalación de aire acondicionado alguno, van a construir esta monstruosidad que no solo es cara de realizar, sino que la factura de la luz mensual va a pesar, innecesariamente como una losa en las espaldas de los ciudadanos. Pero ¿qué más da? si el dinero no es de ellos.
Más ejemplos. Edificios públicos tales como locales de espectáculo y actividades recreativa están obligados de tener un grupo electrógeno que cubra el 10% de su consumo eléctrico habitual, por si se va la luz y tienen que evacuarlo. Otros edificios como Hospitales, aeropuertos, centros comerciales o estadios deportivos, por el mismo motivo tienen que tener grupos electrógenos que cubran el 25% de su consumo habitual eléctrico. Pues bien, los edificios de las administraciones públicas, sin tener necesidad ni obligación contratan grupos electrógenos enormes, que proporcionan el 100% de la energía que habitualmente necesitan, incluida el aire acondicionado (que no es necesario para evacuar un edificio en caso de fallo eléctrico). ¡Que más da, si paga el ciudadano!
Los técnicos en domótica que es esa tecnología que permite subir y bajar persianas pulsando un botón o apagar y encender luces con una palmada y demás cursiladas, apenas hacen estos trabajos a particulares; sus principales clientes son las administraciones públicas. ¡El dinero no es suyo, que más da!
El problema no son los sueldos de 18 presidentes y gobiernos incompetentes; el problema es que hay 18 elecciones, además de las municipales, en las que los políticos tienen que retratarse con las obras faraónicas en las que han tirado un dinero que no es suyo para que les vuelvan a votar. Sin contar la posibilidad de inflar presupuestos para poder escamotear dinero para pagar sus campañas y su funcionamiento, los políticos están forzados ha gastar millones en obras innecesarias, para dejar constancia de "su buena gestión" y que les vuelvan a votar.
En Alicante, el PSOE se gastó una pasta inmensa para construir el Parque del Monte Tossal en el Castillo de San Fernando, con la forma de la Comunidad Valenciana y un lago artificial que simulaba el Mediterráneo, que solo funcionó el día de su inauguración. Y otro tanto hizo el PP con el Parque de la Ereta junto al Castillo Santa Bárbara.
Una cosa es que los Españoles hayamos vivido por encima de nuestra posibilidades y otra es que lo hagan unas administraciones que no necesitamos.